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Los hallazgos internos del ejército israelí sobre el bombardeo aéreo que motivó la colaboración de la ONG del chef José Andrés, World Central Kitchen (WCK), revelan una serie de errores de peso que muchos se han quedado sin respuesta. El informante ―difundido este viernes y cuyo responsable, el teniente general Yoav Har-Even, presentado ante WCK y embajadores de los países de provenncia de las víctimas, reitera el “profundo dolor por el accidente”― informando que “los tropos no son identificables “Los vehículos como asociados” a la ONG, pensé que los autos tendrían el logo de la organización muy visible en la parte superior ya que previamente habían comunicado la banda y la hora al ejército, utilizando el sistema de Naciones Unidas. “Las fuerzas atacan a los tres vehículos WCK basándose en una clasificación incorrecta del resultado e identifican incorrectamente que los vehículos están dentro de los operadores de Hamás”, añade.
El ejército admite que los atacantes levantaron la cabeza por un «grave error» tanto en la identificación como en la decisión y por «una grave vulnerabilidad» de las normas internas, al haber suspendido a un jefe de brigada, con rango de coronel, y a un alto oficial de la brigada, con el grado de comandante. También regresa formalmente a los mandos superiores como general y jefe del Mando Sur. No anuncia otras medidas, como encarcelamientos en el marco de la justicia militar.
El chef español José Andrés, fundador de WCK, respondió que las Fuerzas Armadas de Israel «no pueden investigar de manera creíble su propia batalla en Gaza». «No basta simplemente con tratar para evitar más muertes humanitarias, que ahora se acercan a las 200″, afirmó. “Es necesario proteger a todos los civiles, alimentar y proteger a todas las personas inocentes en Gaza. Y todos los rehenes deben ser liberados.»
Después de la investigación, todo se puso en marcha cuando un comandante identificó a un hombre armado dentro de los camiones de ayuda de la WCK y luego a otro. En la zona no había vehículos que condujeran a los cooperantes, ni tampoco militares milicianos -probablemente eran guardias para evitar ataques a personas armadas o clanes armados- y no se les permitió someterlos a los carros, hasta que fueron interrogados en el bolsa. . Sin embargo, uno de los comandantes «supone erróneamente que se encontraba dentro de los vehículos que lo acompañaban» [de WCK] y los que eran terroristas de Hamás”, según la versión ofrecida por el ejército israelí. El comunicado no menciona que la organización había comunicado previamente a las autoridades de Castrens el recorrido que tendría que seguir.
“Una vez más, el ejército se toma en serio este grave incidente que afectó las vidas de trabajadores humanitarios inocentes. Expresamos nuestro más profundo pesar a pesar de las pérdidas y enviamos nuestras condolencias a las familias de la organización WCK”, se lee en la nota. Había tres británicos, un australiano, un polaco, un canadiense-estadounidense y un palestino. Sus muertes provocan una repulsión internacional unánime.
El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, reiteró la importancia de la investigación, cuando señaló que «el problema no está aquí» y había medidas decididas, «el sistema que permite que uno y otro sucedan a tiempo». Para él, vi un «cambio de paradigma» que influyó en la «estrategia y los procedimientos» utilizados por el ejército israelí durante seis meses en Gaza. Guterres ha sido constante en haber registrado el número de colaboradores que han muerto “casos todos palestinos” y está investigando, al igual que los trabajadores de WCK, a casi todos occidentales.
El ministro israelí de Seguridad Interior, el ultraderechista Itamar Ben Gvir, suspendió la suspensión de los dos oficiales por «abandonar a los combatientes en plena guerra» y considerarlo un «grave error que transmite debilidad». «Aunque haya un error en la identificación, si hay que declarar la guerra a los soldados», se informó en un comunicado.
El ejercicio hizo públicas sus conclusiones medio día después de la primera conversación telefónica pública entre el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y el presidente de Estados Unidos, Joe Biden. Uno de los cooperantes fracasados tenía estatus nacional, incluso canadiense; la sede de la ONG está en la ciudad de Washington y la obra del español José Andrés es muy popular en el país norteamericano.
A esto le siguió el anuncio del gobierno israelí de que abrirá la frontera con Erez -esa conexión con el norte de Gaza, la zona más desierta- y permitirá a Allega ayudar a la humanidad a través de la puerta de Ashdod, a 30 kilómetros de Franja, como Esto sucedió hasta el 7 de octubre, día del ataque de Hamás que inició la guerra.
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