La bandera finlandesa ondea ya en la sede de la OTAN. Junto a ella, la rosa de los vientos y los treinta estandartes que conforman la Organización del Tratado del Atlántico Norte. Finlandia es desde este cuatro de abril el aliado número 31. El acto, celebrado este martes en Bruselas, ha estado encabezado por el presidente finlandés, Sauli Ninisto, y el secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg. Durante la ceremonia, cargada de simbolismo al producirse en el 74 aniversario del Tratado de Washington con el que se fundó la organización militar, se ha insistido en como la agresión rusa a Ucrania ha servido de catalizador para esta rápida adhesión.
A miles de kilómetros, el Kremlin observa como lo que buscaba evitar a toda costa invadiendo Ucrania ha terminando por hacerse realidad: que uno de sus países vecinos se adhiriera a la OTAN. Rusia ha alertado este martes que esta decisión generará contramedidas, ante lo que consideran un «asalto» a su seguridad.
El ingreso formal se ha producido después de que el ministro finlandés de Exteriores, Pekka Haavisto, haya entregado su instrumento de acceso en un acto con el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken. En su primera acción como aliado, Finlandia ha mandado una señal de apoyo a Estocolmo y ha hecho entrega a Estados Unidos del documento de ratificación de la adhesión de Suecia.
La entrada de Finlandia en la Alianza ha sido la más rápida en la historia moderna de la organización, recordó Stoltenberg ante la prensa. El presidente finlandés ha pedido pedido durante el acto que la entrada de Suecia se produzca lo antes posible. «No queremos que otros nos digan lo que podemos y no podemos hacer«, dijo por su parte el presidente Ninisto.
Finlandia solicitó formalmente su ingreso en mayo de 2022, de la mano de Suecia, cambiando una política de neutralidad que históricamente los finlandeses habían llevado por bandera. Este hecho respondía a lo que consideran una amenaza expansionistas rusas en Ucrania. También Ninisto ha enfatizado que «comienza una nueva era», que pone fin a una etapa marcada por el «no alineamiento militar».
La integración en bloque de los dos países nórdicos se ha topado con los recelos de Turquía. Aunque por un momento parecían solventados en la cumbre de líderes de la Alianza Atlántica en Madrid, en el caso sueco no ha terminado de solventarse meses después.
Pese a que Finlandia aseguró que «entraría de la mano de Suecia», el bloqueo de Ankara le ha hecho cambiar de opinión y ha decidido dar un paso adelante y unirse a la Alianza antes que su vecino nórdico. Así mismo, esta entrada llaga en un momento clave a nivel interno en Finlandia, ya que las elecciones parlamentarias del domingo concluyeron con la victoria de los conservadores. Los socialdemócratas, actualmente en el poder y encabezados por la actual primera ministra, Sanna Marin, previsiblemente no revalidarán el cargo.
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